lunes, 5 de septiembre de 2011

Cuál es el campo de la terapia anticonvulsivante?

La terapia o terapéutica anticonvulsivante, como su nombre lo indica, es la búsqueda y aplicación de alternativas farmacológicas para el tratamiento de episodios convulsivos en los pacientes, ya sean humanos o animales.


¿A quién se le aplica? 
Uno de los principales problemas con los que nos enfrentamos frecuentemente los clínicos de pequeñas especies (perros y gatos), lo constituyen los pacientes con desórdenes neurológicos en forma de convulsiones; más que el cuadro clínico, la causa de tal desorden es el desafío a vencer, ya que es también requisito indispensable para instaurar la terapéutica adecuada.

¿Qué métodos utiliza? 
El principal criterio a seguir en la terapéutica anticonvulsivante, se establece en el uso de un solo agente, a fin de reducir los riesgos de toxicidad.

     Un diagnóstico temprano, permite establecer el tratamiento adecuado en un sistema nervioso poco afectado. El diagnóstico diferencial con otros trastornos neurológicos es imprescindible, a fin de establecer el diagnóstico exacto y excluir crisis nerviosas, como los desvanecimientos o crisis por anormalidades reversibles, como hipoglucemia, hipocalcemia, fármacos, problemas cardiacos, etc.

     La mayoría de los episodios son de corta duración; sin embargo, es importante evitar los daños que el paciente puede autoinfringirse, como morderse la lengua, golpearse la cabeza o el cuerpo y extremidades o traumatismos por caídas, etc. Siempre que se nos presente un paciente en estado convulsivo, es importante contemplar la posibilidad de asociación de enfermedades sistémicas predisponentes.

     La diferenciación entre epilepsia y otros desórdenes, es indispensable; el estado epiléptico significa: presentación de convulsiones continuas, cuya urgencia hace imposible establecer un diagnóstico extenso y requiere asistencia inmediata.

     La epilepsia, es considerada como trastornos del SNC (sistema nervioso central) con repetición de episodios súbitos y transitorios de fenómenos anormales motores (convulsiones), sensorial, autonómico o psíquico, correlacionados con descargas anormales y excesivas en el cerebro y que pueden ser registrados en el electro encefalograma (EEG). La epilepsia en gatos no es tan común como en perros.

     Según la Commission on Classification and Terminology (CCTI) de la International League Against Epilepsy (ILAE), la epilepsia se puede clasificar en dos grandes grupos: Crisis parciales locales o focales y Crisis generalizadas convulsivas o no convulsivas.

     Asimismo, las convulsiones pueden clasificarse según su origen de la siguiente forma:

  • Convulsiones adquiridas: Encefalitis vírica, toxoplasmosis, neoplasia cerebral, traumatismos, criptocococis.
  • Convulsiones congénitas: Epilepsia ideopática, hidrocefalia.
  • Convulsiones metabólicas: Envenenamiento por monóxido de carbono, parasitismo, hipoglucemia, hipocalcemia.
  • Convulsiones inducidas por químicos: Envenenamiento por fosfatos orgánicos, hidrocarburos clorados, cianuro.
  • Convulsiones de otro origen: Síndrome hipotalámico, tétanos.


Los mecanismos de acción de los fármacos empleados con este propósito son poco conocidos; sin embargo, se aceptan dos generales:

  1. Efectos sobre las neuronas de los focos de crisis que previenen o disminuyen su descarga excesiva.
  2. Efectos que reducen la propagación de la excitación desde los focos y previenen la detonación y la interrupción de la función de agregados normales de neuronas.


La mayoría actúan en parte del segundo mecanismo, modificando la capacidad cerebral de respuesta a estímulos que provocan crisis.

¿Cuáles son sus resultados? 
Lo primero a considerar es que el tratamiento de nuestro paciente lo debe establecer el especialista correspondiente; es decir, el neurólogo veterinario, una vez que haya realizado los estudios correspondientes y emitido el diagnóstico definitivo, por lo que dicho tratamiento estará enfocado al origen del problema y no al síntoma.

     Los resultados que podemos esperar, dependerán del grado de desorden o lesión cerebral, pudiendo variar entre el control a corto, mediano y largo plazos, y al uso de los medicamentos temporal o de por vida.




Dr. Alejandro Rodolfo Reynoso Palomar
E-mail: arepalmx@gmail.com





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