sábado, 17 de septiembre de 2011

Cardiología Veterinaria?

La Medicina Veterinaria, ciencia y arte ciencia de prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades de los animales domésticos, silvestres, de producción y coadyuvar en la salud pública, comprende una serie de trastornos fisiopatológicos de diversos orígenes que deben ser atendidos por el médico veterinario.


     Dentro de los diversos padecimientos que pueden sufrir los animales, encontramos los que afectan el aparato cardiovascular, constituyendo un área extensa de alteraciones, tanto de origen congénito como adquirido, y que deben ser motivo tanto de investigación a nivel básico como clínico para su correcta atención.

     Los desórdenes cardiovasculares son poco comprendidos y por tanto abordados de manera deficiente por el profesional de la medicina veterinaria, dado el alto índice de especialización que se requiere para su diagnóstico, tratamiento y -de ser posible- su prevención.

     Algunas especies de animales domésticos son propensas a este tipo de problemas médicos más que otras; así por ejemplo, en la clínica de perros y gatos, los índices de enfermedad cardiovascular son más rutinarios debido quizá tanto a los factores de manipulación genética en la creación de razas y variedades, como por el entorno ecológico y hábitos de convivencia que tienen estos animales con el ser humano, quien en muchos de los casos, lo adapta a sus costumbres sociales.

     Es probable que las lesiones cardiacas en los caballos no se manifiesten de una manera tan habitual como en otras especies animales, como pueden ser los pequeños animales, donde las patologías cardiacas se diagnostican más frecuentemente.

     Otras especies animales, con incremento en el tiempo en este tipo de patologías son los bovinos, cerdos, ovinos, cabras y especies no convencionales como hurones, aves y reptiles, en cuyas especies día por día se realizan con mayor interés estudios de investigación clínica, dada su importancia tanto desde el punto de vista de producción de proteína de origen animal como por el alto valor económico de los buenos pie de cría o bien por su preservación o compañía para el humano.

     La interpretación de los signos clínicos obtenidos en la exploración, adquiere entonces un gran valor por parte del veterinario clínico, donde su experiencia y sus conocimientos juegan un papel importante en la valoración de la situación.

     Una vez determinado por el médico veterinario general la posibilidad de que el paciente sea cardiópata, deberá canalizarlo con el especialista (cardiólogo veterinario) para su correcto diagnóstico y tratamiento, a fin de asegurar tanto la calidad como la cantidad de vida del animal.



La exploración clínica general y la exploración cardiovascular en particular, son decisivas, en el diagnóstico y pronóstico de las cardiopatías. El examen físico, es el comienzo de la revisión de un  paciente. Los exámenes de laboratorio o gabinete (rayos X, electrocardiograma, ecocardiograma, etc.), complementan al examen físico y la función real de ellos, y tendría que ser la confirmación de la sospecha clínica a atender por el cardiólogo veterinario.

     El cardiólogo veterinario es un especialista que a base de estudio, ha logrado interpretar y comprender  la fisiología del sistema cardiovascular, así como su patofisiología, y que apoyado por un conocimiento exhaustivo de las técnicas electrocardiográficas y ecocardiográficas, puede además determinar de manera precisa la afección que el paciente presenta, las modificaciones o remodelación que dicho sistema implementará para compensar sus fallas, y por tanto, adelantarse a dichos eventos para moderar el correcto funcionamiento del sistema cardiovascular.

     Manifestaciones como respiración ruidosa o dificultad para respirar, tos (frecuentemente nocturna o cuando el animal se encuentra echado), apatía, cansancio, intolerancia a la actividad física, pérdida de peso o abdomen abultado y desvanecimiento sin pérdida de conciencia, deben ser consultados de inmediato para un examen cardiovascular completo.

     Un examen físico minucioso y una correcta auscultación, permiten determinar si nuestra mascota padece una enfermedad cardiaca, evaluando y confirmando su severidad a través de los exámenes complementarios.

     Nos valemos del uso de la radiología para evaluar forma del corazón y pulmones, la electrocardiografía, para comprobar la actividad eléctrica cardiaca y sus anomalías (arritmias, ritmos y formas de las ondas electrocardiográficas) y la ecocardiografía, para realizar un estudio del corazón en movimiento en tiempo real, medir el grosor de sus paredes, la actividad de llenado y vaciado, o la funcionalidad y anatomía de las válvulas cardiacas.



La cardiología veterinaria es, entonces, el producto de muchos años de dedicación y estudio, no algo que se aprende en cursos de actualización o de educación continuada.


Dr. Alejandro Rodolfo Reynoso Palomar





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